No ha muchos días, el pasado 26 de enero, se ha presentado un cuaderno didáctico dedicado a Gandul. El Ayuntamiento, con la colaboración del Centro de Profesores, desarrolla, desde 2003, una labor necesaria para dar a conocer y difundir entre nuestros escolares, de Primaria y Secundaria, los elementos de la historia y de la cultura alcalareñas. En lo que respecta a los cuadernos referidos al patrimonio histórico y medioambiental destacamos el que se publicó en 2003 titulado Castillo Medieval, el de 2004 Molinos del Guadaíra y este último. Consideramos muy relevante que en las escuelas de Alcalá también se estudie a nuestro pueblo. Así los escolares no sólo conocerán la Historia, la Geografía o el Arte sino que experimentarán con tales disciplinas acercándose a determinados ejemplos de la realidad estudiada. Este proceso de enseñanza y aprendizaje, de teoría y práctica, se encuentra con un grave déficit, a saber: el conocimiento in situ del patrimonio histórico y medioambiental implica ver su estado de abandono o de semiabandono pues no existen proyectos significativos de reutilización o revitalización de los monumentos y del entorno mismo.
Si atendemos a los textos que aparecen, a modo de prólogo en los Cuadernos Didácticos, y que se elaboran desde la concejalía de Patrimonio, podemos deducir las concepciones que existen sobre el patrimonio de Alcalá. La primera es el entendimiento del mismo como un objeto sin vigencia, es decir, como un cosa del pasado. Esta primera acepción lleva a entender el patrimonio como algo que está pero que no es, sin uso alguno asignado; que está pero que no puede servir para aportar nada a la realidad actual de nuestro pueblo. El silogismo se puede concluir diciendo que como cosa del pasado, como algo sin vigencia de uso, el patrimonio queda sin funciones articuladas que lo interrelacionen con la vida social y cultural de Alcalá. Desde estas proposiciones, a nuestro juicio erradas, los castillos (de Alcalá y Marchenilla), los molinos (del Guadaíra, de Marchenilla, y de Gandul) o los dólmenes, llegan al conocimiento de los escolares alcalareños carentes de los usos posibles de un patrimonio que podría exponerse más allá de representar un mero escaparate, de convertirse en una bonita postal.
Acercándonos al cuaderno dedicado a Gandul se reconoce, en la presentación que la Delegada de Patrimonio realiza del mismo, la importancia del yacimiento arqueológico y su trascendencia patrimonial pero, a continuación, señala como argumentos que la exculpan del fracaso de esa realidad su «lejanía para con cualquier núcleo habitado» y los «problemas de índole legal», es decir, estos son los responsables de la degradación y del acusado deterioro que sufre. La primera justificación no sorprende a quienes vienen denunciando la situación de aquellos parajes. Desde hace casi treinta años, se escucha a los Delegados responsables (Patrimonio o Urbanismo) que nada se puede hacer por la distancia que separa Gandul de Alcalá. Si entonces era una justificación absurda, hoy en día que la ciudad crece y se extiende en aquella dirección no tiene siquiera validez. Respecto a la segunda, tal vez el gran problema resida en la ausencia de voluntad expresa por parte de las autoridades para hacer cumplir la ley vigente o para promover los instrumentos de posibles usos, como el Parque Cultural, que permitieran la conservación de aquel maravilloso espacio.
A modo de estrambote, recordemos que éste es el segundo cuadernillo sobre el yacimiento de Gandul publicado por el Ayuntamiento de Alcalá. Allá por 1995, la Delegación de Cultura patrocinó uno titulado Primer Cuaderno Pedagógico de Historia de Alcalá. Gandul en el Calcolítico, realizado por la Asociación Padre Flores. Tal vez, si se hubiesen aprovechado estos últimos doce años, no sería necesario lamentarse del estado de conservación de aquel lugar que es justamente calificado «de riqueza incomparable por sus valores arqueológicos y naturales».
Olga Duarte Piña , La Voz de Alcalá (30-01-2009)
Si atendemos a los textos que aparecen, a modo de prólogo en los Cuadernos Didácticos, y que se elaboran desde la concejalía de Patrimonio, podemos deducir las concepciones que existen sobre el patrimonio de Alcalá. La primera es el entendimiento del mismo como un objeto sin vigencia, es decir, como un cosa del pasado. Esta primera acepción lleva a entender el patrimonio como algo que está pero que no es, sin uso alguno asignado; que está pero que no puede servir para aportar nada a la realidad actual de nuestro pueblo. El silogismo se puede concluir diciendo que como cosa del pasado, como algo sin vigencia de uso, el patrimonio queda sin funciones articuladas que lo interrelacionen con la vida social y cultural de Alcalá. Desde estas proposiciones, a nuestro juicio erradas, los castillos (de Alcalá y Marchenilla), los molinos (del Guadaíra, de Marchenilla, y de Gandul) o los dólmenes, llegan al conocimiento de los escolares alcalareños carentes de los usos posibles de un patrimonio que podría exponerse más allá de representar un mero escaparate, de convertirse en una bonita postal.
Acercándonos al cuaderno dedicado a Gandul se reconoce, en la presentación que la Delegada de Patrimonio realiza del mismo, la importancia del yacimiento arqueológico y su trascendencia patrimonial pero, a continuación, señala como argumentos que la exculpan del fracaso de esa realidad su «lejanía para con cualquier núcleo habitado» y los «problemas de índole legal», es decir, estos son los responsables de la degradación y del acusado deterioro que sufre. La primera justificación no sorprende a quienes vienen denunciando la situación de aquellos parajes. Desde hace casi treinta años, se escucha a los Delegados responsables (Patrimonio o Urbanismo) que nada se puede hacer por la distancia que separa Gandul de Alcalá. Si entonces era una justificación absurda, hoy en día que la ciudad crece y se extiende en aquella dirección no tiene siquiera validez. Respecto a la segunda, tal vez el gran problema resida en la ausencia de voluntad expresa por parte de las autoridades para hacer cumplir la ley vigente o para promover los instrumentos de posibles usos, como el Parque Cultural, que permitieran la conservación de aquel maravilloso espacio.
A modo de estrambote, recordemos que éste es el segundo cuadernillo sobre el yacimiento de Gandul publicado por el Ayuntamiento de Alcalá. Allá por 1995, la Delegación de Cultura patrocinó uno titulado Primer Cuaderno Pedagógico de Historia de Alcalá. Gandul en el Calcolítico, realizado por la Asociación Padre Flores. Tal vez, si se hubiesen aprovechado estos últimos doce años, no sería necesario lamentarse del estado de conservación de aquel lugar que es justamente calificado «de riqueza incomparable por sus valores arqueológicos y naturales».
Olga Duarte Piña , La Voz de Alcalá (30-01-2009)
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